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32 Como estaba cubierta con un velo, aquellos malvados le ordenaron que se lo quitara, para poder darse el gusto de contemplar su belleza. 33 Pero todos los de su familia, y sus amigos, y todos los que la veían, lloraban.

34 Entonces los dos viejos, de pie en medio de la gente, pusieron las manos sobre la cabeza de Susana.

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